Psicología Positiva

¿Qué es la famosa Psicología Positiva? 

En los últimos tiempos, se ha extendido el término de Psicología Positiva en numerosos ámbitos. Parece que todo el mundo tiene alguna noción acerca de en qué consiste, o, por lo menos, ha escuchado su nombre. Si les pidiésemos a estas personas que nos definieran de alguna manera esta psicología, dirían que se basa en tratar lo positivo de la vida e intentar eliminar lo negativo. Seguramente esta o similares respuestas serían las más utilizadas. Esta concepción resta credibilidad a este terreno puesto que, si existen situaciones, sensaciones, experiencias...etc., negativas en la vida, ¿cómo vamos a obviarlas? Justo en este momento, podríamos mencionar a Nozick, cuyo experimento señalé en la entrada anterior ("La máquina de las experiencias"): preferimos vivir con problemas y afrontarlos, que vivir en un mundo artificial aparentemente feliz. De este modo, si la concepción que tenemos de la Psicología Positiva va en contra casi de la naturaleza humana, ¿cómo vamos a apostar por ella? La solución es sencilla: la Psicología Positiva no trata de eso. No pretende dejar de lado los problemas como si no existiesen. Seguramente quedará más claro si se hace un pequeño resumen acerca de qué sí pertenece a la Psicología Positiva y en que no consiste esta misma:

¿Qué es la Psicología Positiva?
  • Es una rama de la psicología
  • Aborda aspectos como las fortalezas personales, cualidades positivas, resiliencia, el papel protector de los rasgos positivos en la aparición de trastornos físicos y psicológicos
  • Se desarrollan programas de intervención a partir de ella, puesto que es una Psicología Aplicada
¿Qué no es la Psicología Positiva?
  • El estudio único de la felicidad y el bienestar
  • Negar o desestimar los aspectos negativos del ser humano y minimizar el sufrimiento humano
  • No es posible una psicología aplicada
Así, es una rama de la psicología que tiene como objetivo construir y potenciar fortalezas, sin utilizar la negación de los aspectos negativos de la vida (es decir, dejando de lado la perspectiva del bienestar hedónico). De esta manera, el propósito final es conseguir el bienestar individual y de las comunidades a través de intervenciones psicológicas, educativas y sociales (Seligman, Parks y Steen, 2004). Utiliza una perspectiva del bienestar eudaimónico, donde lo que se pretende lograr es la autorrealización, consecuencia de un sano funcionamiento psicológico.

De manera muy general, estos son los aspectos más básicos y centrales de la Psicología Positiva. Aunque seguiré abordando este tema en siguientes entradas, me gustaría hacer una pequeña reflexión acerca de mi experiencia con la Psicología Positiva y lo que pienso acerca de ella.

Como ya dije en su momento, antes de comenzar este curso, apenas había tratado con la Psicología Positiva. De las pocas referencias que tenía de ella, una de esas era la breve experiencia de una compañera de universidad, quien tuvo que hacer una pequeña práctica tratando el tema. Solo comenté con ella el asunto al inicio de su actividad, cuando me dijo que todo era muy idealista y no apostaba por ello demasiado. Me sorprendió que me dijese aquello, puesto que esta colega entraba dentro del perfil de persona apasionada por la psicología, vitalista y curiosa, por lo que, si ella no apostaba por ello, yo, algo más realista y calmada, seguramente no tendría lugar dentro de esta rama (me apunto como tarea pendiente preguntarle qué opina ahora, después de acabar su trabajo, sobre esto). Sin embargo, comencé el Máster, y mis profesoras comenzaron a abordar el tema. Además, me leí el libro "La vida que florece" de Martin E. Seligman, padre y uno de los máximos exponentes de la Psicología Positiva. Creo que el gran aprendizaje que saqué de aquello es que la primera idea global que tenía sobre estas teorías era mentira. Si en el primer paso, en la concepción inicial del asunto, ya estaba equivocada, ¿tenía idea de algo sobre esto?
Recuerdo una de mis clases de inglés de la ESO. La profesora nos preguntó qué se encontraba entre el optimismo y el pesimismo. Nadie supo la respuesta. Ella misma se contestó, diciendo "realismo". Con esta categorización de la percepción de la vida, y gustándome entrelazar pequeñas historias para concluir algo al final (lo que normalmente se llama aprender de la vida), rehice mi idea de la Psicología Positiva. Me di cuenta que la idea de "mundo de color de rosa" (dicho de manera informal), la idea del optimismo hecho ciencia que tenía del tema central de hoy, cambió por la percepción de ser una rama de la psicología mucho más realista que, en ocasiones, nosotros mismos.

En definitiva, lo que extraje del libro de Seligman (entre otras muchas cosas) es que esta psicología te dice: "claro que tienes cosas malas, no seré yo quien te las niegue. ¿En eso estamos de acuerdo no? Ahora, ¿te das cuenta de las positivas que presentas? Si miras dentro de ti, sabes que las tienes, ¡todos las tenemos! Solo te digo que seas realista, y pienses en los dos lados" Bueno, la verdad es que también apuesta por centrarse en las positivas, pero me gustó ese nivel básico de esta rama. Creyéndonos realistas por pensar en lo negativo, la Psicología Positiva me demostró que simplemente, en muchas ocasiones, somos pesimistas, mientras que ella tiene un punto de vista más objetivo. Es innegable que todos tenemos aspectos positivos, aunque nos cueste reconocerlo. 

Entrelazado con esto, observé que no eran teorías infundadas, sino que tenían una ardua investigación detrás. Esto me acercó aún más a ello.

Creo que todo esto fue el primer paso, pero, ¿un gran avance no? Sí, lo considero un total aprendizaje. Así, aunque de momento estoy aún en los inicios de la Psicología Positiva, me gusta lo que aprendo, y estoy de acuerdo con ello.



En próximas entradas trataré de manera más detallada la Psicología Positiva, abordando diferentes ámbitos que se encuentran dentro de ella.

¡Hasta la próxima!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Genograma

La escalera de la felicidad

Enfoque sistémico II